Advertencia e instrucciones
El Prólogo es una de las secciones más difíciles de seguir en toda la obra. Se recomienda leerlo con calma y en cuatro sesiones distintas. En la primera, concéntrate en toda la primera página y en el párrafo que continúa en la segunda (pp. 21-22). En la segunda, empieza donde se plantea la pregunta “¿cómo queréis vos que no me tenga…?” y termina al final del párrafo que continúa en la siguiente página (pp. 22-23). En la tercera, lee desde “Después de oír esto” hasta “En resumidas cuentas” (pp. 23-25). En la cuarta lee desde “En resumidas cuentas” hasta “Y con esto Dios te dé salud…” (pp. 25-26). *Ojo: No hay que leer los poemas que se encuentran al final.
Detalles notables de cada sección
Páginas 21-22: 1) Cervantes se dirige al lector, estableciendo su protagonismo y su privilegiado estado de desocupación (“Desocupado lector”). 2) Cervantes menosprecia su propia obra y se niega a reconocerse como autor de ella: en vez de ser su padre, se declara ser su padrastro. 3) Cervantes muestra deferencia al lector y lo sitúa como un árbitro del entendimiento, reconociendo su libre albedrío y su libertad de entender la obra a su manera; 4) Cervantes expresa inseguridad por todo lo que el libro y el prólogo no contienen, y declara irónicamente que el prólogo le ha sido la parte más difícil de escribir. 5) Finalmente, nos cuenta sobre un comentario que le hizo a un amigo que lo agarró luchando por escribir el prólogo.
Páginas 22-23: Cervantes narra cómo le iba comentando a su amigo sobre las deficiencias del libro que acaba de terminar de escribir. Las deficiencias incluyen: 1) la falta de referencias a los grandes autores y pensadores de la Antigüedad; 2) la falta de referencias bíblicas; 3) la falta de notas eruditas. En el transcurso de esta sección, Cervantes alude a la existencia de varias fuentes sobre la vida de Don Quijote, haciéndonos entender que era una persona real de carne y hueso. Por ende, su inseguridad proviene del hecho que su libro no sigue la metodología académica para las obras biográficas (no contiene documentación de fuentes); y proviene también de la falta de referencias eruditas y bíblicas que pueden servir para establecer a Cervantes como un hombre de estudios y de gran intelecto.
Páginas 23-25: Se introduce la voz del amigo de Cervantes, quien le lleva la contraria afirmando que todo lo que Cervantes percibe como carencia es fácil de arreglar. Le recomienda contar con lo que ya sabe sobre la sabiduría antigua, ofreciendo ejemplos concisos y detallados, y que invente atribuciones falsas para poner como notas. El amigo se esfuerza a elevar el ingenio de Cervantes por encima de sus posibles detractores, quienes representan la autoridad (y la mediocridad) del establecimiento.
Páginas 25-26: El amigo le aconseja a Cervantes que no le tenga miedo al fraude y que ejerza al máximo su don de invención. Se da a conocer, ahora al final del prólogo, que el libro se trata de una crítica de los libros de caballerías, tan populares en la época de Cervantes, “…porque todo él es una invectiva contra los libros de caballerías…” “Y pues este vuestro libro no quiere más que deshacer la autoridad y cabida que tienen en el mundo y en el vulgo los libros de caballerías…” Al final, salen más referencias a nosotros sus lectores, referencias más amigables (“amable lector”). Cervantes reconoce el “buen juicio” de su amigo, insinuando que ha aceptado sus consejos, y se dirige una vez más al lector afirmando que vale la pena leer el libro, no por las lecciones de Don Quijote que contiene, sino por las de su escudero, Sancho Panza.